viernes, 25 de junio de 2010

EL VIAJE DE LIVINGSTONE


Viajes y exploraciones en el África del Sur relata los primeros años del doctor Livingstone (Blantyre, Escocia, 1813-Chitambo, actual Zambia, 1873) como misionero en África y su nacimiento como explorador al adentrarse en territorios desconocidos del continente para abrir nuevas rutas comerciales que facilitasen su labor evangelizadora.


El médico escocés se embarcó en 1840 hacia África del Sur para enseñar el evangelio en aquellas colonias, pero pronto se enamoró del país y de sus habitantes. Cruzó el desierto de Kalahari y, después de decidir enviar a su familia de regreso a Gran Bretaña, se internó durante cuatro años en las regiones aún sin explorar de Zambia. Cruzó África de costa a costa, y descubrió el lago Ngami, el río Zambeze y las cataratas Victoria


David Livingstone nació en la pequeña villa de Blantyre Works en Glasgow (Escocia) el 19 de marzo de 1813. A los 10 años tuvo que trabajar en una hilandería del algodón en la jornada habitual, de 6 de la mañana a 8 de la noche. A pesar de eso el pequeño David se las ingenió para que sus horas de trabajo sean tambien horas de estudio. Colocaba los libros sobr el telar y aprovechando cualquier ocasión leía cuanto libro podía. Aí aprendió latín y griego.


En esa época el territorio africano era considerado una espesa selva, una murrala infanqueable para el hombre occidental, un mondo extraño, inmovil, virgen pero inmensamente vivo.

Después de recorrer durante ocho años la región ejerciendo su actividad misionera, se adentró en el desierto de Kalahari y descubrió en 1849 el lago Ngami y el río Zambeze. En esos años igualq ue en su niñez trabajaba hasta que la vela que usaba para alumbrarse se consumía, así después de cada agotadora jornada de viaje llenaba escrito tras escrito con sus preciosas anotaciones.

Livingstone no solo predicaba el evangelio alos nativos, sino que además como médico curaba sus enfermedades y les enseñaba hábitos de higiene. Su esposa Mary fue su gran colaboradora: ella enseñaba a leer a las mujeres y las asistía en un dispensario. Así la pareja se ganó el respeto, admiración y lealtad de los nativos, logrando amistades que perduraron toda su vida.

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